sábado, 23 de enero de 2016

Pollo al ajillo a la Doris

¡Hola amigas!

Hoy voy a compartir con vosotras una receta producto de la experimentación. La mayoría de las recetas que hago están inspiradas en otras que me pasaron o leí en libros o Internet, y que luego fui modificando hasta adaptarla a nuestro gusto; pero esta es total y completamente de mi autoría.


Si bien en casa siempre la llamamos "Pollo al Ajillo", como existe una receta tradicional española de pollo al ajillo, y esta difiere muchísimo de ella, la he rebautizado como "Pollo al Ajillo a la Doris".

Ingredientes:

Una cabeza de ajos (unos 7 u 8 dientes grandes) 

Dos pechugas de pollo (una por persona)

6 o 7 tomates secos 

Aceite de oliva

Pimentón dulce

Albahaca seca

Guindillas frescas, secas, o de bote (yo suelo usar la pasta que aparece en la foto, que se consigue en algunos supermercados o en tiendas de productos orientales)

Vino blanco

La cantidad de ajos, pimentón, albahaca, guindillas y vino dependerá de la cantidad de pechugas que hagamos, y de nuestro gusto.

Comenzamos calentan-do un poco de aceite en una sartén lo suficientemente grande para las pechugas que vayamos a hacer. Cuando el aceite esté caliente, ponemos las pechugas que habremos pasado previamente por harina . Doramos de ambos lados. 

Cuando ambos lados estén dorados, retiramos las pechugas de la sartén, y esta del fuego. Dejamos enfriar un poco el aceite, para lo que podemos agregar un poco más de aceite crudo, y echamos el ajo, que habremos partido al medio para sacarle la parte verde o blanca del centro, y luego picado no demasiado fino. Hay que tener cuidado de no quemar los ajos porque pueden ponerse amargos.


Pasados unos minutos, agregamos los tomates secos, y las guindillas. Freímos dos o tres minutos más.


Ahora volvemos a colocar las pechugas en la sartén, y espolvoreamos el pimentón hasta cubrirlas completamente. 



A continuación espolvoreamos la albahaca, y luego echamos el vino blanco cubriendo más o menos hasta alcanzar la mitad de la pechugas. 


Ahora bajamos el fuego y dejamos cocer a fuego lento durante al menos 40 minutos. De tanto en tanto echamos un poco del jugo sobre las pechugas, pero teniendo cuidado de no lavarlas del pimentón y la albahaca. Si lo dejamos más tiempo, la salsa se reducirá aún más y quedara más espesa. 

Servimos con arroz blanco (*).



¡Qué aproveche!

(*) Tengo muchas amigas admiradoras de mi arroz. Para que nos quede perfecto, debemos colocarlo en un cazo u olla de doble fondo, y luego verter dos partes de agua hirviendo por cada parte de arroz. Dejamos hervir a fuego lento hasta que se haya evaporado completamente el agua. En ese momento debería estar a punto, pero si por alguna extraña razón todavía está un poco duro, o nos gusta más blandengue, agregamos un poco más de agua hirviendo, y cocinamos unos minutos más. Dejamos reposar cinco minutos antes de servir. 

sábado, 16 de enero de 2016

Sopa de brócoli y setas

A veces pienso que lo mejor que tiene el invierno son las sopas. No hay nada más reconfortante, cuando una llega a casa en un día frío, que tomarse una buena sopa... incluso, a veces, aunque sea solo una taza de caldo, y si es con miso mucho mejor.



Hoy voy a contaros como hago esta sopa, una de las tantas que saboreamos en casa, y que además de exquisita, es totalmente vegana.

El caldo:


Obviamente, cualquier sopa que se precie, debe hacerse con un caldo casero. Nada de caldos de cartón, que aunque algunos están bastante bien y sirven para cocinar cualquier otra cosa, no para una sopa donde el 50% de la receta es el caldo en sí. Y menos, muchísimo menos, vamos, prohibido utilizar cubitos.

Lo único que conservo del vegetarianismo, el cual practiqué durante casi diez años, es la forma de hacer caldos: siempre hago caldo de verduras y hortalizas, para cualquier sopa u otra receta que vaya a preparar. Voy a empezar con los ingredientes, porque me comentaron que tras mi primera entrada en este blog, algunas se quejaron de que era muy desordenada, y que no había empezado con los ingredientes... bueno, aquí van los ingredientes, aunque siempre todo es un poco al ojo y al gusto de cada una...

1 Cebolla  
1 Puerro entero (parte verde incluida)
2 ó 3 Ramitas de apio (hojas incluidas)
1 Patata

2 Zanahorias (si vienen con la parte verde mejor)
1 Nabo
2 ó 3 Hojas de laurel
1 Puñado de granos de pimienta negra
Unas ramitas de perejil

Podría decir que estos son los ingredientes básicos, y los que compraría especialmente para hacer un caldo, pero se puede usar cualquier otra verdura u hortaliza que tengamos... por ejemplo, si vamos a hacer esta sopa de brócoli, podemos usar su tallo... Para mi en un caldo de verdura, más es siempre más...

Vamos a necesitar una olla grande, con una capacidad de unos 8 litros. La idea es hacer una gran cantidad de caldo, para utilizar una parte en esta sopa, y el resto guardar en la nevera unos días, para otras preparaciones, o congelar para usar cuando lo necesitemos. Si no queremos hacer tanto, debemos reducir proporcionalmente los ingredientes, claro. 


Lavamos muy bien todas nuestras verduras y hortalizas, teniendo especial cuidado con las hojas del puerro, que iremos separando y lavando toda la tierra que allí siempre se acumula.  La patata, las zanahorias y el nabo no es necesario que se pelen. Recomiendo lavarlos, eso sí, con la esponja de los platos y un poco de lavavajillas... y enjuagar muy bien, claro. La cebolla sí, pelada y lavada.


Colocamos en la olla las hojas del puerro enteras, y la parte blanca cortada al medio transversal y longitudinalmente. Las ramas de apio, quebradas en tres trozos. Las zanahorias con un corte longitudinal y uno transversal. La patata, la cebolla y el nabo cortados en cuatro. La pimienta, las hojas de laurel, y el perejil, tal como están.

Llenamos la olla con agua hasta un par de centímetros de su borde y la ponemos a calentar a fuego alto, hasta que comienza a hervir. Bajamos el fuego lo mínimo posible, para que el caldo se cocine muy lentamente... cocción a fuego lento que le dicen, ¿vio? Es mejor no ponerle sal, y hacerlo cuando se prepara la sopa si queremos. Yo cocino sin sal agregada y prefiero ponerle si me dan ganas al momento de comer junto con la pimienta negra molida.


Transcurridos 30 minutos, apagamos el fuego y separamos las verduras y hortalizas del caldo. Es muy importante hacerlo, porque en caso contrario estas comienzan a ponerse ácidas, y acidifican el caldo. Luego pasamos el caldo por un colador fino y ya lo podemos utilizar para cualquier preparación, o dejar enfriar para luego colocarlo en la nevera o el congelador. 


La sopa:


Ingredientes:


2 cebollas
4 ó 5 dientes de ajo
2 Puerros (solo parte blanca)  
1 Brócoli (brécol)
6 ó 7 Champiñones
6 ó 7 Setas

Cortamos la cebolla en en medios aros, o cuartos si son muy grandes, y la sofreímos en una olla de doble fondo, o de hierro preferiblemente, hasta que quede transparente y comience a tomar color. Agregamos los dientes de ajo (que si bien he dicho 4 ó 5, se pueden poner más o menos según nos guste, al igual que sucedes con la cebolla) picados pequeños o pasados por la prensa de ajos. Yo prefiero la prensa, que pare mi es un artículo indispensable en la cocina... a ver si un día de estos dedico una entrada a esos indispensables...

Freímos un par de minutos más, luego bajamos el fuego y agregamos los puerros, que previamente habremos cortado al medio transversalmente, y luego en medios aros, sobre la cebolla. De momento no revolvemos. Tapamos la olla y dejamos que el puerro "transpire" durante unos cinco minutos. 

Cortamos el brócoli en flores pequeñas, y pasados esos cinco minutos, revolvemos la mezcla que tenemos en la olla, y lo agregamos sobre esta, nuevamente si revolver, y repetimos la operación que hicimos con los puerros (tapamos la olla y dejamos que el brócoli transpire durante cinco minutos).

Pasados estos cinco minutos, revolvemos bien todos los ingredientes y comenzamos a incorporar el caldo, hasta llegar a uno tres o cuatro centímetros debajo del borde de la olla. Ahora agregamos los champiñones, cortados en láminas finas, y las setas en trozos pequeños. A los champiñones, por lo general les quito el tallo, pero no es absolutamente necesario. Además de champis y setas, se pueden usar otros hongos, como portobello, boletus, etc., que pueden agregarse o reemplazar a los otros. 

Si queda lugar, podemos agregar un poco más de caldo, siempre teniendo cuidado de que la olla no se rebalse al hervir...

Ahora solo queda llevar a punto de ebullición, y luego cocinar a fuego lento un mínimo de media hora, aunque la podemos dejar más tiempo para que se reduzca y los sabores se forltalezcan. Si queremos podemos agregarle algún tipo de fideos soperos en los últimos minutos de cocción. 

Ahora a disfrutarla con un poco de pan y, si no somos vaganas, queso parmesano o similar rallado bien fino en el momento.


¡Qué aproveche!


sábado, 9 de enero de 2016

Carne y patatas asadas

Hola, amigas:

Hace ya un tiempo que varias de vosotras me venís pidiendo que comparta mis recetas. De momento venía haciéndolo en un trozo de papel, o por correo electrónico, hasta que hace poco una amiga, experta en informática, me enseñó a usar esta herramienta maravillosa que se llama "blog", y aquí estoy, lista para compartir mis habilidades culinarias con vosotras, y con el resto del mundo.

Antes de empezar quiero pedir disculpas a mis amigas vegetarianas y veganas, porque muchas de las recetas que aparecerán aquí son a base de carne. Espero que esto no las ofenda, y que no dejen de leerme, ya que también publicaré muchas recetas vegetarianas, e incluso en estas intentaré proporcionar opciones veganas.

Dicho esto, hoy voy a comenzar con un menú completo: carne y patatas asadas.


Asado tradicional inglés completo, con Yorkshire Puddings incluidos, que preparé para la comida de Reyes.

Para mis amigas argentinas, aclaro que un asado, en este caso, no es lo que en España llamamos barbacoa, o sea, la carne cocinada a la parrilla; sino que hablamos de carne horneada.

Esta es una receta que aprendí cuando vivía en Inglaterra, pero un asado tradicional inglés no es solamente la carne (que puede ser de res, cerdo, cordero, e incluso pavo, capón o pavo) y las  patatas, si no que debe estar acompañado de alguna o algunas verduras, y los tradicionales Yorkshire Puddings, que dejaré para otra entrada. 


La carne:


En este caso voy a explicaros como preparar un trozo de lomo alto de añojo, sin hueso, que es mi corte favorito, aunque las instrucciones se pueden utilizar para otros cortes, como un redondo, por ejemplo, aunque es un corte que si bien es muy sabroso y tierno, puede resultar un poco seco.


Lomo alto sin hueso

En primer lugar es muy importante retirar la carne de la nevera unas dos o tres horas antes de comenzar a asarla, para que esté a temperatura ambiente. Por supuesto que si se trata de un día de mucho calor, el tiempo deberá ser menor... aunque dudo que alguien se ponga a hacer un asado en pleno verano. Si la carne viene envasada en un paquete al vacío, de plástico, o cualquier otro tipo de envase, al sacarla de la nevera lo mejor es también sacarla del envase y envolverla en una paño de cocina, para que quede bien seca antes de meterla en el horno.

Precalentamos el horno a 240º. Justo antes de meter la carne en el horno, nos ponemos un poco de aceite de oliva en las manos y embadurnamos la carne. Luego la sazonamos con pimienta, preferentemente negra y recién molida. Si queremos podemos también ponerle alguna otra u otras hierbas, como orégano, romero, mejorana, tomillo, etc. (eso depende del gusto, ¿vio?). Acto seguido ponemos la carne en una asadera, que puede ser metálica, de cristal (pyrex o similar), o una cazuela de barro. La dejamos cocinar a esa temperatura por 20 minutos. Pasado este tiempo, bajamos la temperatura del horno a 190º, y lo cocinamos 15 minutos por libra, o sea 450 gs. (acordaros que es una receta británica y por ende el sistema imperial). A este punto la carne estará poco hecha. Si nos gusta a punto, debemos dejarla cocinar 15 minutos más, y si nos gusta bien hecha, 30. En caso de tratarse de un redondo, no recomiendo cocinarla este tiempo extra, ya que quedaría un poco o muy seca. 

De tanto en tanto, sacamos la carne del horno y la regamos con su propio jugo. Nuevamente, si se trata de un redondo o similar, es probable que no tengamos mucho jugo para regarlo, ya que la carne es muy magra y el jugo es producto de la grasa que se cocina y derrite.


Una vez finalizado el tiempo de cocción, retiramos la carne del horno y de la asadera, la colocamos en un plato que tenemos previamente recalentado (sobre el horno,por ejemplo), la envolvemos con aluminio, y la colocamos en un sito tibio para que no se enfríe demasiado. La dejamos reposar al menos 20 minutos antes de cortarla.


El corte de la carne también es un poco al gusto. En general se corta en lonchas bastante finas, aunque a algunas nos gusta un poco más gordas. ¡Es importante tener un buen cuchillo y afilarlo bien antes de comenzar a cortar!

Las patatas:


Hay muchísimas formas de asar patatas, por supuesto; pero hoy les voy a contar como las hacen en Inglaterra, y la verdad que quedan tan ricas, que una no puede parar de comer.

Lo primero, claro, es pelar las patatas y cortarlas en tamaños lo más homogéneos posible. Esto es importante si queremos que salgan todas más o menos igual, ya que en caso contrario tendremos algunas un poco más doradas y crocantes que otras, lo cual no es un problema si a las comensales les gustan con distintas consistencias.



Una vez peladas, cortadas y lavadas, la ponemos en una olla con agua. Aunque las preparemos con anticipación es muy importante dejarlas en agua, ya que en caso contrario comienzan a ponerse negras. Ponemos la olla en el fuego y las dejamos hervir de unos 5 a 10 minutos. Al mismo tiempo de poner las patatas en el fuego, en un horno precalentado a su máxima temperatura, metemos una asadera con abundante aceite de girasol, o similar (un aceite que resista altas temperaturas, de freír, vamos;  ¡nunca aceite de oliva!). Cuando digo abundante me refiero a que cubra toda la asadera más o menos medio centímetro.

Ahora viene la pregunta de rigor: ¿cómo hago para poner el horno a máxima temperatura si tengo la carne que debe estar a 190º? En mi caso, utilizo dos hornos: uno eléctrico, en el que se puede graduar la temperatura fácilmente, para la carne; y uno a gas cuya temperatura varía entre apagado y el infierno, para las patatas. En caso de no disponer de dos hornos, cosa que es lo más habitual, deberíamos esperar a sacar la carne para subir la temperatura del horno. En ese caso, como la carne se enfriaría mientras se cocinan las patatas, una vez cortada la podemos poner un par de minutos en el microondas, o en el horno con las patatas en los últimos minutos de su cocción. Pero ojo, ¡no sobre cocinar la carne

Pasado los minutos de hervor, apagamos el fuego, y descartamos el agua (¡con MUCHO CUIDADO ya que está hirviendo!). Lo que yo hago es destapar un poco la olla y echar el agua con cuidado de que no se caigan las patatas.

Cuando hemos descartado toda el agua, tapamos bien la olla y la agitamos para que los bordes de las patas se deshagan un poco. Aquí hay que tener cuidado también: si las hemos hervido mucho, no debemos golpearlas mucho porque acabaríamos con un puré. Lo mejor es ir de a poco e ir abriendo la olla para ver como van quedando. 

La idea es que las patatas queden porosas para que el aceite penetre un poco y queden bien doradas y crocantes. 





Ahora retiramos con MUCHO CUIDADO la asadera con el aceite, que para ese momento estará MUY CALIENTE, y con una espumadera colocamos las patatas. Nuevamente CUIDADO, ya que el aceite puede saltar. 


Colocamos la asadera con las patatas en el horno y las dejamos unos 20 minutos. En este punto os recomiendo que lavéis la olla y su tapa, porque los restos de patatas son fáciles de sacar ahora, pero una vez que se enfrían se pegan de una forma que es mucho más difícil de quitar. 

Pasados los 20 minutos, las sacamos y las damos vuelta, si vemos que ya está doradas por debajo. De aquí en más el tiempo de cocción depende de cuan doradas y crocantes queremos las patatas, y de la temperatura que alcance nuestro horno, pero siempre teniendo cuidado de que no empiecen a quemarse.



Cuando las patatas estás al punto que nos gustan, las retiramos con una espumadera y las colocamos en un bol, previamente precalentado (sobre el horno, por ejemplo), con papel de cocina, para que absorba los restos de aceite, y servimos inmediatamente (esto es muy importante porque una vez fuera del horno, así como se van enfriando, las patatas comienza a ablandarse y a ponerse gomosas). 




Ahora solo queda servir la carne, que hemos cortado durante los últimos minutos de cocción de la patatas, con estas, y una guarnición de verduras, que pueden ser las que más nos gusten. En Inglaterra es muy común servir guisantes hervidos, y en ocasiones especiales, como en la cena de Navidad, coles de bruselas, que pueden estar hervidas o hechas al vapor. Pero se puede servir cualquier verdura que nos guste, como broccoli, coliflor, zanahorias, etc.

Y ahora a disfrutar con un vinito tinto.


¡Qué aproveche!


Un agradecimiento especial a Molly, quien hace un tiempo me enseñó a hacer las patatas, y por las fotos.

Cualquier duda o pregunta, por favor, utilizar los comentarios.