¡Hola amigas!
Hoy voy a compartir con vosotras una receta producto de la experimentación. La mayoría de las recetas que hago están inspiradas en otras que me pasaron o leí en libros o Internet, y que luego fui modificando hasta adaptarla a nuestro gusto; pero esta es total y completamente de mi autoría.
Si bien en casa siempre la llamamos "Pollo al Ajillo", como existe una receta tradicional española de pollo al ajillo, y esta difiere muchísimo de ella, la he rebautizado como "Pollo al Ajillo a la Doris".
Ingredientes:
Dos pechugas de pollo (una por persona)
6 o 7 tomates secos
Aceite de oliva
Pimentón dulce
Albahaca seca
Guindillas frescas, secas, o de bote (yo suelo usar la pasta que aparece en la foto, que se consigue en algunos supermercados o en tiendas de productos orientales)
Vino blanco
Vino blanco
La cantidad de ajos, pimentón, albahaca, guindillas y vino dependerá de la cantidad de pechugas que hagamos, y de nuestro gusto.
Comenzamos calentan-do un poco de aceite en una sartén lo suficientemente grande para las pechugas que vayamos a hacer. Cuando el aceite esté caliente, ponemos las pechugas que habremos pasado previamente por harina . Doramos de ambos lados.
Cuando ambos lados estén dorados, retiramos las pechugas de la sartén, y esta del fuego. Dejamos enfriar un poco el aceite, para lo que podemos agregar un poco más de aceite crudo, y echamos el ajo, que habremos partido al medio para sacarle la parte verde o blanca del centro, y luego picado no demasiado fino. Hay que tener cuidado de no quemar los ajos porque pueden ponerse amargos.
Pasados unos minutos, agregamos los tomates secos, y las guindillas. Freímos dos o tres minutos más.
Ahora volvemos a colocar las pechugas en la sartén, y espolvoreamos el pimentón hasta cubrirlas completamente.
A continuación espolvoreamos la albahaca, y luego echamos el vino blanco cubriendo más o menos hasta alcanzar la mitad de la pechugas.
Ahora bajamos el fuego y dejamos cocer a fuego lento durante al menos 40 minutos. De tanto en tanto echamos un poco del jugo sobre las pechugas, pero teniendo cuidado de no lavarlas del pimentón y la albahaca. Si lo dejamos más tiempo, la salsa se reducirá aún más y quedara más espesa.
Servimos con arroz blanco (*).
(*) Tengo muchas amigas admiradoras de mi arroz. Para que nos quede perfecto, debemos colocarlo en un cazo u olla de doble fondo, y luego verter dos partes de agua hirviendo por cada parte de arroz. Dejamos hervir a fuego lento hasta que se haya evaporado completamente el agua. En ese momento debería estar a punto, pero si por alguna extraña razón todavía está un poco duro, o nos gusta más blandengue, agregamos un poco más de agua hirviendo, y cocinamos unos minutos más. Dejamos reposar cinco minutos antes de servir.
A continuación espolvoreamos la albahaca, y luego echamos el vino blanco cubriendo más o menos hasta alcanzar la mitad de la pechugas.
Ahora bajamos el fuego y dejamos cocer a fuego lento durante al menos 40 minutos. De tanto en tanto echamos un poco del jugo sobre las pechugas, pero teniendo cuidado de no lavarlas del pimentón y la albahaca. Si lo dejamos más tiempo, la salsa se reducirá aún más y quedara más espesa.
Servimos con arroz blanco (*).
¡Qué aproveche!
(*) Tengo muchas amigas admiradoras de mi arroz. Para que nos quede perfecto, debemos colocarlo en un cazo u olla de doble fondo, y luego verter dos partes de agua hirviendo por cada parte de arroz. Dejamos hervir a fuego lento hasta que se haya evaporado completamente el agua. En ese momento debería estar a punto, pero si por alguna extraña razón todavía está un poco duro, o nos gusta más blandengue, agregamos un poco más de agua hirviendo, y cocinamos unos minutos más. Dejamos reposar cinco minutos antes de servir.
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