A veces pienso que lo mejor que tiene el invierno son las sopas. No hay nada más reconfortante, cuando una llega a casa en un día frío, que tomarse una buena sopa... incluso, a veces, aunque sea solo una taza de caldo, y si es con miso mucho mejor.
Hoy voy a contaros como hago esta sopa, una de las tantas que saboreamos en casa, y que además de exquisita, es totalmente vegana.
El caldo:
Obviamente, cualquier sopa que se precie, debe hacerse con un caldo casero. Nada de caldos de cartón, que aunque algunos están bastante bien y sirven para cocinar cualquier otra cosa, no para una sopa donde el 50% de la receta es el caldo en sí. Y menos, muchísimo menos, vamos, prohibido utilizar cubitos.
Lo único que conservo del vegetarianismo, el cual practiqué durante casi diez años, es la forma de hacer caldos: siempre hago caldo de verduras y hortalizas, para cualquier sopa u otra receta que vaya a preparar. Voy a empezar con los ingredientes, porque me comentaron que tras mi primera entrada en este blog, algunas se quejaron de que era muy desordenada, y que no había empezado con los ingredientes... bueno, aquí van los ingredientes, aunque siempre todo es un poco al ojo y al gusto de cada una...
1 Cebolla
1 Puerro entero (parte verde incluida)
2 ó 3 Ramitas de apio (hojas incluidas)
1 Patata

2 Zanahorias (si vienen con la parte verde mejor)
1 Nabo
2 ó 3 Hojas de laurel
1 Puñado de granos de pimienta negra
Unas ramitas de perejil
Vamos a necesitar una olla grande, con una capacidad de unos 8 litros. La idea es hacer una gran cantidad de caldo, para utilizar una parte en esta sopa, y el resto guardar en la nevera unos días, para otras preparaciones, o congelar para usar cuando lo necesitemos. Si no queremos hacer tanto, debemos reducir proporcionalmente los ingredientes, claro.
Lavamos muy bien todas nuestras verduras y hortalizas, teniendo especial cuidado con las hojas del puerro, que iremos separando y lavando toda la tierra que allí siempre se acumula. La patata, las zanahorias y el nabo no es necesario que se pelen. Recomiendo lavarlos, eso sí, con la esponja de los platos y un poco de lavavajillas... y enjuagar muy bien, claro. La cebolla sí, pelada y lavada.

Llenamos la olla con agua hasta un par de centímetros de su borde y la ponemos a calentar a fuego alto, hasta que comienza a hervir. Bajamos el fuego lo mínimo posible, para que el caldo se cocine muy lentamente... cocción a fuego lento que le dicen, ¿vio? Es mejor no ponerle sal, y hacerlo cuando se prepara la sopa si queremos. Yo cocino sin sal agregada y prefiero ponerle si me dan ganas al momento de comer junto con la pimienta negra molida.

La sopa:
Ingredientes:
4 ó 5 dientes de ajo
2 Puerros (solo parte blanca)
1 Brócoli (brécol)
6 ó 7 Champiñones
6 ó 7 Setas
Cortamos la cebolla en en medios aros, o cuartos si son muy grandes, y la sofreímos en una olla de doble fondo, o de hierro preferiblemente, hasta que quede transparente y comience a tomar color. Agregamos los dientes de ajo (que si bien he dicho 4 ó 5, se pueden poner más o menos según nos guste, al igual que sucedes con la cebolla) picados pequeños o pasados por la prensa de ajos. Yo prefiero la prensa, que pare mi es un artículo indispensable en la cocina... a ver si un día de estos dedico una entrada a esos indispensables...
Freímos un par de minutos más, luego bajamos el fuego y agregamos los puerros, que previamente habremos cortado al medio transversalmente, y luego en medios aros, sobre la cebolla. De momento no revolvemos. Tapamos la olla y dejamos que el puerro "transpire" durante unos cinco minutos.


Si queda lugar, podemos agregar un poco más de caldo, siempre teniendo cuidado de que la olla no se rebalse al hervir...

Ahora a disfrutarla con un poco de pan y, si no somos vaganas, queso parmesano o similar rallado bien fino en el momento.
¡Qué aproveche!
No hay comentarios:
Publicar un comentario